Hay kits completos. Y luego está este

Un conjunto diseñado no para limpiar, no para restaurar, sino para desplegar un nivel de presencia que la superficie nunca había alcanzado.

Todo comienza con Hyper Foam Temptation, el detonante.
Desde el primer contacto, la carrocería queda cubierta por una espuma viva, tensa, que actúa como un velo previo a una revelación. La manopla recoge ese impulso y lo transforma en gesto: desliza, guía, despierta. No se siente como lavado; se siente como abrir una puerta que siempre estuvo cerrada.

Después, el proceso se desplaza hacia dentro.
El habitáculo recibe Quick Ultimate Solution, acompañado de microfibras de grado profesional que afinan cada trazo. Aquí no se trata de brillo ni de apariencia: se trata de atmósfera. Cada pasada aclara, ordena y da forma a un interior que empieza a sentirse más definido, más preciso, más… consciente. No es restauración; es evolución.
Es como si el interior encontrara un nuevo modo de presentarse, más silencioso, más elegante, más seguro de sí mismo.

Y entonces entra en escena Black Depth Pact junto a su aplicador. Un producto que no oscurece… profundiza. Que no acondiciona… tensa. Los plásticos, gomas y vinilos adquieren una intensidad nueva, un tipo de presencia que parece cargarse desde dentro, como si de pronto hubieran encontrado la forma exacta de mostrarse. Una presencia visual que no imita nada conocido, una densidad nueva, una distinción que eleva todo lo que toca. Es el tipo de detalle que hace que alguien mire dos veces… sin saber bien por qué.

Cada pieza del kit cumple una función distinta, pero todas comparten un mismo destino: llevar el coche a un nivel que nunca antes había tocado.

Un nivel en el que, cuando todo converge cuando la espuma de Hyper Foam ha cumplido su propósito, Quick Ultimate ha afinado cada trazo y Black Depth ha tensado y profundizado cada detalle emerge la manifestación del acabado Foam Bunny.

Una presencia que cambia la forma en que el coche ocupa el espacio. Una sensación densa, elegante, magnética, que no se puede describir, pero sí percibir. Una atmósfera que envuelve al coche, un carácter que impone, atrae y permanece. Una presencia que, una vez aparece, no se olvida.